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DIVORCIO: ¿Quién gana?

No es nada nuevo que vivimos en una sociedad donde el conflicto es la norma.  Invertimos cantidades importantes de tiempo y dinero en aprender a convivir en forma pacífica ya que parece que olvidamos cómo, o nunca aprendimos.  Por ello no sorprende que el divorcio y separación suelan ser una amarga lucha.

El divorcio como lo conocemos, es una medida de fuerzas económicas, capacidad de atacar y defenderse, y habilidad para identificar debilidades.  Pareciera que normalmente sigue en muchos aspectos los lineamientos de estadistas y expertos en tácticas de guerra.

¿Qué logramos con esto? Generaciones tras generaciones que crecen sin superar la dis-funcionalidad.  Sociedades que padecen enfermedades físicas y mentales con raíces aparentes en la soledad y en profundas inseguridades individuales y colectivas.  Décadas de heridas que no sanan, sino que se vuelven más profundas y dolorosas con los años, los rencores, y las nuevas luchas sobre los mismos temas viejos.

¿Habrá alguna forma de hacerlo diferente? La respuesta corta es que sí.  Pero hoy no les voy a hablar del camino.  Mi objetivo con este escrito es ofrecer ciertos conceptos para quienes HOY tengan algún rol directo o indirecto dentro de un proceso de separación.

¿Cómo podemos enfocar nuestras disputas familiares para comenzar a reemplazar la guerra con una cultura de paz en nuestro entorno inmediato?  A continuación les propongo algunas ideas para que HOY nos animemos a intentar romper con el ciclo de violencia en las rupturas familiares.

  1. ¿POR QUÉ ESTAMOS LUCHANDO?

Te montas en tu carro, enciendes el radio y escuchas esa canción.  La canción que revuelve todo, y que te hace recordar que estás frente a la necesidad de cambiar tu vida completa por culpa de esa misma persona con quien soñaste construir un futuro juntos.  No es justo.  Lo entiendo.

Llegas a la oficina de tu abogado, y tu única meta es que esa persona tome responsabilidad por lo que te hizo.  Lo que tus hijos ni siquiera entienden que les está haciendo a ellos.  También te entiendo.  Siendo justos, todos debemos responsabilizarnos de los daños que causamos.

Ahora bien, considerando que parte del divorcio es reestructurar lo que hasta ahora tus hijos han conocido como unidad familiar, me pregunto: ¿Cuál es la verdadera prioridad? ¿Consideras que tu rol en este momento debe limitarse a educar a “esa persona” sobre el tipo de esposo o esposa que debió ser, y obligarle a reparar?

O tal vez el enfoque puede ser buscar un camino para que tus hijos sigan teniendo un padre y una madre en todos los aspectos, y que TU puedas rehacer tu vida en forma saludable y algún día ser feliz. Porque la verdad es que no vas a ser feliz resintiendo y “odiando” a alguien en cada etapa de tu historia.

Entonces cuando te sientas con el abogado, tal vez no tendría ya tanto valor asegurar que “se paguen todas las cuentas” financieras y emocionales.  Tal vez el enfoque puede ser tomar las piezas que quedan para construir algo nuevo que algún día represente su imagen de una familia DIFERENTE pero felizmente FUNCIONAL. Porque en el fondo esto es lo que necesitamos TODOS.

  1. TODOS VAN A PERDER.

En un divorcio, hay siempre quienes lograrán sus objetivos en las distintas etapas del proceso y los considerarán “triunfos”.  ¿Pero quién ganó? ¿El abogado que nuevamente es condecorado y bien remunerado por conocer cómo navegar las burocracias procesales? ¿El que evitó desembolsar un monto mayor en la quincena? ¿El que logro crear innumerables reglas para el tiempo que los hijos pasan con la “otra abuelita”?

Pienso que todos pierden.  Todos perdemos.  La pareja pierde en primer plano aquella profunda conexión que les tomó años de trabajo, retos y alegrías para construir.  Pero en el detalle uno perderá amigos, otro familiares, hay quien no volverá a sentarse en su esquina especial de la casa,  quien se perderá esas sonrisas diarias al llegar del trabajo, los momentos sin nada que hacer.  En el divorcio todos pierden… y en el fondo todos perdemos con cada divorcio.

Si todos vamos a perder, posiblemente hace sentido enfocarnos TODOS en lo que podemos preservar.  ¿Habrá alguna manera de no tirarlo todo al traste, o de perder un poco menos?  Pienso que sí.    Hablando sobre conflictos mundiales, me llegaron mucho las palabras del cantautor Bono quien dijo hace unos meses en Bogotá refiriéndose a las luchas civiles: “Compromiso… la palabra más hermosa… nadie ganó y por eso todos ganamos”.  ¿Será que en el divorcio podemos rescatar o incluso hasta ganar algo?

Aceptar el compromiso es un reto inmenso para el ego.  No estoy segura si como seres humanos tenemos una inclinación natural a buscar compromisos.  Sin embargo, estoy 100% segura que como padres podemos ceder un poquito por el bienestar de nuestros hijos.  Y, estoy segura, que ver a nuestros hijos felices permite a nuestra alma enfocarse en ese primer paso que tanto necesitamos para SANAR.

  1. EL TRABAJO A PENAS COMIENZA.

Excelente ya “cerramos”.  Sellado y listo. Finiquitado.  De ahora en adelante es solo rayar un cheque en la quincena y listo.  Lo bueno es que solamente tendrás que verlos ir cada dos semanas, e igual puedes hacer tus planes y eso.  ¡Terminamos! Quienes lo han vivido entienden la ironía y saben perfectamente que aún luego de años transcurridos están lejos, LEJOS de terminar.

¿Pero cuál es el trabajo que comienza? ¿Asegurar que las maletas estén completas en cada “entrega”? ¿Cumplir con avisar si hay algún cambio en la coordinación de fechas? ¿Recordar mandar el reporte escolar? ¿Pagar el fisioterapeuta? ¿Revisar si las cuentas cuadran? ¿Velar porque los hijos tengan juguetes y ropita en cada casa?

¿Qué pasa con la transición de niños a adolescentes, o la nueva oportunidad de trabajo que recibiste, o la integración de esa persona especial que encontraste en el camino que es una buena persona y deseas hacerle parte de tu vida? ¿Podemos aspirar a que esto vaya “resolviéndose solo” sobre la marcha? ¿O será que son retos que pueden repartirse para manejarlos en forma individual según suerte a medida que salen?

No creo que los padres divorciados tengan hijos diferentes a los padres casados.  Y la crianza de los hijos es una aventura complicada.  Un proyecto que sabemos dónde comienza, pero no dónde termina.  Hay decisiones que tomar en cada momento. ¿Qué necesitas como padre o madre divorciada para tomar esas decisiones? ¿Crees que puedes afrontarlas solo o sola? ¿Crees que TIENES que afrontarlas de esta forma?

Cierto que el divorcio es el cierre de una relación de pareja, pero no concluye su historia familiar.  ¿Cómo desean arrancar esta nueva etapa? ¿Será que hace sentido buscar un MEJOR Plan B?

 

 

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