Hay espacios que nunca nos abandonan. Los sentimos parte de nuestro ser, ya que de alguna forma nos transformaron y nosotros los transformamos. Celebrar las fiestas, particularmente el Día de la Madre, cuando no hemos podido ser madre es uno de estos espacios.
Esta semana tuve el gran privilegio de compartir unos instantes con Mariana Núñez Haugland previo de la inauguración de su muestra fotográfica “Pequeña Ausencia”, abierta al público en Papaya Planet del Casco Antiguo a partir del 6 de diciembre.
Conversando con Mariana, me queda claro que su labor de montar este proyecto fotográfico surge por un lado como una catarsis, y por otro como una manifestación de apoyo silencioso a todas aquellas personas que en algún momento han afrontado una situación de infertilidad.
Al ver las imágenes, me sentí profundamente conmovida. Como soy yo, solté unas lágrimas antes de que siquiera comenzáramos a conversar, ya que tuve esa sensación de estar frente a alguien que había visto mi alma.
Creo que esto es parte de lo que Mariana trata de transmitir. Intercambiamos sobre el deseo de lograr algo tan importante y sentir una impotencia al ver que mes a mes no llega a concretarse. Las dudas sobre qué pudimos hacer o qué debimos dejar de hacer. La ilusión de lo que pudo ser.
La necesidad de contar con el apoyo de quienes nos rodean, que a veces saben exactamente lo que necesitamos y otras no tienen idea, pero están ahí. Ambas coincidimos en que a veces solo necesitamos que estén ahí. En ese silencio abrazan nuestro corazón.
Hoy es el Día de las Madres. No diré que el día más difícil del año, pero sí un momento cargado de muchas emociones diferentes. Queremos celebrar a esas grandes mujeres que nos rodean, pero a la vez hacerlo pone en evidencia nuestro vacío. Nuestro fracaso.
Este año tenemos a Mariana en Papaya Planet, y eso es un grandísimo regalo. Ojalá quienes hayan vivido la infertilidad o la vivan de primera mano o en forma indirecta aprovechen para recibirlo. De mi parte, me quedo con la ilusión de que a pesar del dolor y como consecuencia de él, es posible crecer, crear y trascender. Siempre existe la posibilidad de un Plan B. ¡Gracias Mariana!