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DIVORCIO: Atacando el “CUCO” de la crianza compartida.

Una de las mayores frustraciones para un padre o una madre, es recibir de su hijo la respuesta “Pero mi (papá/mamá) si me deja hacer XYZ”.  Esta frase es el detonante de una bomba que explota inmediatamente contra el pobre chiquillo o contra el padre o la madre que supuestamente rompió la barrera del frente común.  Esta bomba pasa a nivel ATÓMICO cuando los padres llevan una guarda y crianza compartida.

A veces entendemos la crianza compartida como una fórmula para organizar tiempo con ambos padres, luego de una separación o divorcio.   La idea es permitir a cada padre compartir tiempo de calidad con los hijos en un espacio propio – sin el/la ex.  Por esta razón puede resultar sumamente frustrante para un padre tener que acomodarse a las reglas o costumbres del otro padre durante “su tiempo”.  A veces las reglas simplemente no están, o no están claras para TODOS.

Aquí queda entonces el espacio para las BOMBAS ATÓMICAS, y la regresión a esa dinámica de conflicto entre los padres.

¿Cómo pueden entonces los padres diseñar una nueva dinámica familiar que permita reducir este tipo de conflictos? Es vital preguntarnos esto porque un ciclo continuo y reiterado de conflictos termina por desgastar emocionalmente a los padres, y puede afectar profundamente a sus hijos.

La primera premisa que propongo es entender la guarda y crianza como un proyecto CONJUNTO, no una carga o beneficio individual de cada padre.  Siendo así, los padres deben buscar una fórmula para comunicarse eficientemente y trabajar en equipo en establecer objetivos y reglas.

SI ES POSIBLE.  Entiendo que hay miles de excusas, pero no las voy a admitir y sugiero ustedes no se las admitan tampoco. SUS HIJOS se merecen más que excusas.  ¡A trabajar!

En las próximas semanas les estaré compartiendo una serie de 3 artículos con pasos concretos para  mejor enfocar una guarda y crianza saludable y pacífica para todos.   Estos pasos van más allá del papeleo y trámite.  Dependen de su interés y voluntad como padres, y confío que por esta razón pueden llegar a ser más efectivos.

El primer de estos pasos, y materia de este primer escrito es: ESTABLECER OBJETIVOS COMUNES.  A continuación mi propuesta sobre cómo atacar este paso.

  • RECONOCER SUS EXPECTATIVAS.

Al asumir el reto de criar hijos, ya sea por un plan o estrategia bien organizada o porque el destino así lo quiso, normalmente tenemos una idea  de qué tipo de padre queremos ser – amoroso pero firme, comprensivo, PRESENTE.  También tenemos una idea sobre cómo queremos que sean nuestros hijos: fuertes, saludables, científicos, deportistas, artistas, que sigan nuestros pasos, que tomen la ruta contraria, que sean personas de bien o que sean FELICES.

Estos dos elementos, nuestro rol y lo que queremos que sean, moldean nuestra expectativa sobre el camino para construir esta obra maestra que son nuestros hijos.  Si tenemos alguien con quien compartir esta labor, es común que esperemos que esta persona comparta nuestra visión.  Sin embargo, la realidad es que a veces no comunicamos este deseo, y se queda en una expectativa.

La expectativa por definición presupone una probabilidad de que lo que esperamos pueda suceder.  No es una esperanza solamente, sino que podría convertirse en una realidad.  Aquí entonces viene la parte importante. Tu expectativa puede convertirse en realidad pero no va a suceder si no la comunicas clara y asertivamente.

Si tenemos una expectativa sobre cuáles son los valores más importantes que deben llevar nuestros hijos a lo largo de su vida, ¿No hace sentido que procuremos alinear criterios con la otra persona involucrada en su crianza?

  • ALINEAR CRITERIOS.

Alinear criterios y objetivos con la persona que comparte la crianza de nuestros hijos no debería parecer una labor imposible o absurda.  Si optamos por sabotear la expectativa del otro padre, los más afectados serán nuestros hijos.  ¿No hace más sentido tratar de buscar puntos en común?  ¡Estoy segura que siempre los hay!

No tienen que ser pareja para coincidir que quieren que sus hijos sean gente de bien, que le dediquen tiempo a sus estudios, que tengan actividades extracurriculares, que no estén expuestos a contenidos inapropiados para su edad, que mantengan horarios razonables para su edad, etc.

Considera entonces el valor que tendría dejar de lado las diferencias que como pareja han afrontado hasta ahora, y enfocarse en crear un objetivo común.  ¿Cómo QUEREMOS que crezcan nuestros hijos? ¿Qué aspectos de su crianza son los más importantes para NOSOTROS COMO PADRES?  Y luego comunícate.

  • ESTABLECER UN CANAL PARA COMUNICAR OBJETIVOS.

En este primer paso, el plan es que cada padre deberá: 1) hacer una pequeña lista de 5 objetivos personales que tiene sobre la crianza de sus hijos; 2) revisarla bien para asegurar que la redacción sea OBJETIVA – nada de críticas encubiertas u opiniones; y 3) enviar la lista por email al otro padre con un link a este artículo, para que no piense que está loco.

El reto mayor de este primer paso, y ojalá todos llegaran hasta aquí, es leer la lista del otro padre con una mente abierta y positiva, como el inicio de trabajo con un cliente o colega que no terminamos de “tragar bien”.  Solo es un pequeño paso hacia delante, pero hace una GRAN diferencia.

Esta es la base del trabajo que podrían hacer en beneficio de su salud mental y del bienestar emocional y crianza de sus hijos.  Así comienza #SuMejorPlanB, y qué mejor momento que HOY.

 

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