Infertilidad

INFERTILIDAD: Cuando te Inundas.

No hay nada como despertarte a las 6 de la mañana y pisar agua.  No una gotita o un vaso que dejaste al lado de la cama, sino agua de verdad. De esa con profundidad de dos pulgadas, alrededor de toda tu cama.  El sábado amanecí con esta inesperada sorpresa.

Entre baldes y tablones levantados, mi esposo me comenta que curiosamente en 12 años no habíamos tenido ni una sola inundación. Aunque es cierto que fue nuestra primera inundación física, yo siento que varias veces me he despertado ¨pisando agua¨ en el sentido metafórico.

Cuando nos vemos ante cualquier situación de crisis – como en mi caso fue esta inundación – es necesario reaccionar rápido en evaluar el daño, resolver, limpiar, y volver a la normalidad.  Me pregunto, ¿cómo tomar ese recurso y tenerlo presente cuando nos toman por sorpresa las inundaciones emocionales? ¿Cómo resolver y limpiar una crisis emocional?

En el caso de la infertilidad, hacerte un examen de embarazo y que salga negativo es pisar varias pulgadas de agua.  Sufrir un embarazo que no llega a término es pisar ríos.  Encontrarte un buen día que tu pareja y tu simplemente ya no pueden más es sentir que tu alcoba es un mar y no hay puerto cerca.

¿Qué podemos hacer cuando nos sentimos inundados por la tristeza, la impotencia, la realidad de otro esfuerzo más sin éxito?

  1. EVALUAR:

Cuando pisamos agua, hay que evaluar el daño antes de arrancar con la limpieza.  ¿Hasta dónde llega el agua? ¿Cómo comenzamos? ¿Qué necesitamos? Busca toalla, trapeador… El objetivo es evaluar rápidamente la situación, y moverse.  No hay opción de quedarse meditando mucho porque el daño puede ser peor.

Cuando tuve mi segunda pérdida – aborto espontáneo, el bebé simplemente no creció y todo fue muy rápido.  Recuerdo que mi esposo me dejó en la casa después de salir del médico e ir a hacerme la prueba de embarazo que confirmaba todo.  Habíamos rogado en el laboratorio que nos dieran los resultados pronto y mi esposo salió a buscarlos.  Yo no sé cuánto tiempo pasó, solo lloraba y lloraba.

A penas lo vi entrar a la casa, solo observé su cara y de lo más profundo salió un grito como nunca había gritado en mi vida.  En ese momento yo realmente sentí que no podía más, estaba ahogándome.  Lo que parecieron segundos después, entraban mis padres detrás de mi esposo.  Mi mamá lista para abrazarme y mi papá con sus palabras, “Hija, duele mucho, pero tu puedes.  No pierdas la fe”.

Mi esposo evaluó el daño y decidió rápidamente. No podía solo, y buscó la ayuda que necesitaba antes de atacarlo, ya que él me confesó después que su corazón también estaba en mil pedazos.  ¡Fue bueno evaluando que los dos necesitábamos apoyo!

  1. “ACHICAR”:

Mi mamá me enseñó sobre achicar. Achicar es tratar de bajar el nivel del agua.  Hay diferentes formas de hacerlo, pero en mi casa nos tocó con escoba y recogedor.  ¿Suena difícil? Si… pero ni modo hay que seguir.  Achicar… Achicar.

A veces cuando estamos frente a una situación tan abrumadora que ni siquiera entendemos del todo, hay que achicar.  Paso por paso.  Luego de evaluar el daño, a veces no tenemos el ánimo ni la fuerza para resolver.  A veces sentimos que no podemos seguir adelante.  Realmente no podemos ver el problema en su magnitud, y mucho menos encontrar una solución total al mismo.

La parte interna siempre demora y cuesta más, pero cuando abordamos un problema paso a paso, la tarea se vuelve menos difícil. Achica enfocándote en lo externo que posiblemente te resulte más fácil.

A veces podemos “achicar” el problema enfocándonos en sus partes por separado.  Acabo de tener la noticia de que perdí un embarazo, cómo me siento físicamente.  ¿Me duele algo? ¿Tengo algún síntoma físico? ¿Qué instrucciones me dio el médico? ¿Qué necesito para poder seguir sus instrucciones? ¿Necesito algún apoyo externo?

Fuera del dolor emocional, puedes achicar tratando de conectar con tus necesidades físicas en ese momento específico.  Esto no significa quedarse días en cama evadiendo.  Es buscar la forma de ir mejorando. Comenzar a sanar de afuera hacia adentro.  Y respira, siempre respira.

  1. TERMINAR Y SEGUIR:

Después de achicar, toca usar toalla, camiseta vieja, trapo, lo que tengas a mano para terminar de eliminar el agua que va quedando. A veces hay que ser creativos y seguramente ya estando cansados es la parte que demanda un poco más de determinación y enfoque.

Terminar es recogerte de la cama, literalmente.  No digo levantarte porque el que lo ha vivido sabe que es más como recoger todas las piezas rotas. ¿Qué te motiva a levantarte y terminar de recoger? Esto te lo voy a decir… lo que te puede motivar es que la única forma de ganar la batalla es seguir adelante sin excusas.  Este dolor no te puede durar cien años.  ¡Si puedes y debes levantarte para seguir!

Seguir es mirar hacia delante, enfocarte nuevamente hacia la meta y decidir si es el momento de evaluar algún cambio para alcanzarla.  Nosotros el sábado perdimos todo el piso que hace dos años estamos criticando. Al contarles a unos amigos, muy sabiamente nos dicen: “Este es el momento para escoger el piso de tus sueños”, “Arranca YA tu tablero de Pinterest”, “Ponle puros pisos diferentes”.  Nada de lamentos, solo oportunidades y #ElMejorPlanB. ¡A SEGUIR!

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