Mi dentista es una mujer sumamente cariñosa, delicada en todo su manejo y muy sensible a las necesidades de sus pacientes. Sin embargo, cada vez que debo agendar cita de limpieza, me veo dando prioridad a cosas como hacer el mantenimiento de mi auto que toca dentro de 6 meses. En mi caso el proceso “pre-cita de dentista” está lleno de imágenes de sombrías herramientas metálicas con la música de fondo apropiada.
Como abogada, a veces olvido que la visita a un despacho legal pueda generar ese mismo nivel de estrés y ansiedad para un cliente. Los abogados solemos tirar al aire conceptos que parecen trabalenguas en ruso para muchos clientes. Frente a un inminente proceso de divorcio que acompaña además una presión social, familiares que opinan, preocupación por el bienestar de los hijos, retos laborales, y tantos otros temas, el prospecto de visita al abogado resulta espeluznante.
Por eso ofrezco algunos “tips” para reducir la ansiedad si te encuentras frente a la escalofriante necesidad de recurrir a un abogado de divorcio:
- Narra TU historia.
Ya sea la temible visita del dentista, o tu primera sesión con tu potencial abogado, es importante tener clara TU versión de los hechos. Busca una copa de vino o una taza de té o café y siéntate a escribir lo que estás viviendo.
La historia no es para el abogado, ES PARA TI. Al leerla o escucharla, podrás identificar cómo comenzó y en qué etapa está. También te darás cuenta cuáles elementos son drama innecesario y cuáles son hechos relevantes. Aprovecha para depurar esa historia de calificativos y relatos que envenenan tu buen sentido común, y que no aportan.
Te recomiendo incluso ensayar escribir el final que tu quisieras o al que aspiras. Aunque suene un poco loco, vale la pena definir cómo quieres que concluya tu proceso de divorcio. De esta forma, puedes advertir al abogado si sabes que no quieres terminar en un proceso de alto conflicto, o si sabes que deben protegerse porque con tu ex no podrás negociar en forma pacífica.
Tener claro cuál es el resultado que deseas y el que consideras pueden obtener, le permitirá a tu abogado ofrecer las opciones que van mejor con tu plan de acción, y darte el mejor y peor escenario. Con esta información podrás ahorrarte tiempo y gastos innecesarios.
- Enumera TUS prioridades
Vale la pena hacer una lista de las cosas que para ti no son negociables, lo que te preocupa, los valores o creencias que te enorgullecen. Nuevamente, esta lista es para ti. Son aquellas cosas que debes mantener cerca de tu corazón como por ejemplo: el bienestar emocional de tus hijos, tu salud física y mental, tu trabajo, la seguridad y la de tus hijos, tu espacio personal y profesional, etc.
Asegúrate de escribir tus prioridades y llevarlas siempre en un lugar visible cada vez que debas evaluar opciones legales o tomar decisiones. Pregúntate siempre si la opción o decisión que tomas es cónsona con tus prioridades y con tus valores.
- Aclara TUS dudas
Yo realmente se muy poco sobre lo que hace mi dentista… solo cierro los ojos. Entrar y salir rápido es mi meta, y en eso estoy enfocada cada vez que la visito. Entiendo que es difícil tener que relatar a tu abogado aquel momento cuando te convertiste en la peor villana, y es normal que te sientas confundida con tanta leguleya. ¡Pero no puedes salir huyendo!
No quiero decir que tengas que pasar horas ahí, pero si permitirte el tiempo que necesitas. Si tienes dudas antes de visitar al abogado, lleva tu listita y asegúrate que sales de ellas. Es posible que surjan otras interrogantes durante la cita; en cuyo caso, no temas en hacerlas y asegúrate que entiendes la respuesta que te están dando.
En caso que realmente sientas que no estás en el momento emocional para entender lo que te explica el abogado, lleva a alguien de tu confianza para que te apoye escuchando y luego relatándote lo conversado.
¡OJO! En este proceso el abogado te dará opciones, escenarios y recomendaciones, y las decisiones sobre cómo proceder las tomas TU. Quien te acompañe como apoyo no debe entorpecer el proceso con preguntas capciosas, comentarios negativos o críticas y sugerencias “constructivas”. Busca en tu círculo 0 a alguien que sea buen escuchando, ya que en este momento solo será tus oídos no tu cerebro ni tu corazón.
- Tomate TU tiempo para decidir
La realidad es que los procesos legales tienen términos, y tu abogado seguramente no es amante de trabajar “contra el reloj” ni “apagando fuegos”. Pero recuerda siempre que las decisiones que estás tomando y el curso de acción que elijas impactará profundamente a tu familia por muchos años más. Es razonable pedir a tu abogado que te proporcione lineamientos sobre los tiempos, y en la medida de lo posible permítete evaluar las opciones discutidas en un ambiente libre de presión y estrés.
Toma el tiempo que necesitas para disgregar la información que tienes a mano, y considera si tu estado emocional es apropiado para tomar las decisiones que debas atender. No dudes en pedir apoyo, pero busca que siempre provenga de recursos objetivos y que te apoyen a mantener tu voz clara y alta no a apagarla. Apóyate en tus psicólogos o psiquiatras para proteger tu salud emocional, y considera la opción de trabajar con un coach de divorcio que te apoye a organizarte y alinear tus recursos en el proceso de divorcio.
Al final, lo más importante es recordar que TU tienes el control sobre TUS decisiones de vida. Confía que tu abogado tiene la experiencia y claridad para ofrecerte el curso de acción que legalmente sea idóneo para tu caso, pero asegúrate que comprendes y te sientes cómodo con la opción que elijan. Recuerda que son un equipo y deja que tu abogado haga su labor, pero ofrécele la tranquilidad de trabajar con un cliente que no se convertirá en un Mr. Hyde cuando el estrés de un proceso de divorcio terrorífico sea intolerable.