Mi camino hacia a la maternidad comenzó un lluvioso fin de samana de mayo hace ya 10 años. Mi esposo y yo quedamos involucrados en una maratón de Sex and the City que trascendió. En serio. Entre Cosmopolitans, salir a comprar mis pastillas nos pareció anti-climax, y así decidimos dejarlo porque éramos una pareja joven, casada, y liberada del yugo de la contracepción. Por supuesto, el lunes llegó para mí con los primeros mareos del embarazo. No había forma que eso fuera una simple resaca. Estaba segura que ya lo “ordenado” venía en camino y sería varón.
Me pareció entonces muy significativo abrir este espacio con un recuento de 5 cosas que me enseño la infertilidad para mi nuevo rol como mamá de dos niñas de 6 años y 9 meses, respectivamente. Porque hoy en día no veo la infertilidad como un obstáculo, sino como un entrenamiento. Aunque resulte casi imposible creerlo, la rigurosidad a veces inhumana de los golpes no nos destruyen del todo. Más bien, fortalecen esos músculos, esa creatividad, esa resiliencia y ese corazón, para encontrar la hoja de ruta: nuestro Plan B para ser mamás.
Sin ningún orden particular porque honestamente… mejor hacernos la idea que pocas cosas en la vida pueden “ordenarse “en forma tan eficiente como los buffalo wings.
- TOLERANCIA. El dolor de estómago era inmediato cada vez que algún bien intencionado me sugería que debía desestresarme, comer mejor, untarme jalea real diariamente y darle a mi marido sopa de cabeza de pescado, para quedar embarazada. La realidad es que estos consejos bienvenidos o no, siempre llegarán. Mejor aceptarlos y desarrollar un mecanismo de defensa frente a ellos, que ojalá no sea violencia física. Al final vale la pena ver esto como una preparación para el día que debas escuchar todos los días sobre cómo debes vestir, alimentar y criar a tus hijos. Y para serte sincera, seguirás escuchando que finalmente recibiste esa bendición de ser madre porque te des-estresaste o dejaste el cigarrillo.
- LA LEY DE MURPHY. Desde mi primer tratamiento aprendí que mi “fracaso” era siempre presagio de la buena suerte ajena. Cuando recibía el periodo, podía estar segura que al día siguiente me llegaría la noticia de alguna amiga o pariente que quedó embarazada hasta tomando anticonceptivos o por quinta vez. Aprendí que no queda más que brindar por la Ley de Murphy, y medirle la barriga a la afortunada en el baby shower. Tranquila… cuando seas mamá y por circunstancias ajenas a tu control salgas de tu casa sin pañales o toallitas húmedas (PORQUE A VECES PASA Y ESTE NO ES UN ESPACIO PARA JUZGAR), no perderás tiempo lamentando tu “mala suerte” porque eres vieja amiga de la Ley de Murphy. Por lo menos todos esos baby showers servirán para desarrollar la habilidad de construir pampers con papel toalla y curitas viejas.
- SACRIFICIO. La infertilidad viene acompañada de un sinnúmero de sacrificios. Inyecciones, ultrasonidos, complejos vitamínicos del tamaño de bolas de golf, etc. Para mi lo peor fue que eventualmente tuve que dejar de tomarme los vinitos así que todo esos trajines… y seca. PUNTO. Ni discutirlo, porque es un sacrificio necesario. Cuando quieres ser mamá todo sacrificio vale porque aunque no lo veas, tu sabes que ese pequeñito te está esperando, eventualmente llegará… y ASÍ ES. Cuando seas mamá, ya ni siquiera verás ciertas cosas como sacrificios. Simplemente es el amor tan grande por esa criatura que sentiste profundamente desde mucho antes que llegara a tu vida.
- AMOR PROPIO. A veces salí de citas médicas con optimismo y entusiasmo, pero muchas veces sentía que no servía como mujer, que mi cuerpo no funcionaba, que le estaba fracasando a mi esposo, a mi familia. Acto seguido debo admitir que optaba por tomarme “un vinito”. Luego me miraba en el espejo con ese rímel en estado perfecto, y pensaba “no estoy tan mal”. Tal vez era el vino, pero en ese instante veía a alguien que había dejado olvidada. Esa esposa, hermana, amiga que siempre estaba ahí con una sonrisa y una palabra positiva, y que ahora le tocaba apoyarse a si misma. Como mamá, te pasará por la cabeza que no eres perfecta, que en realidad eres una farsa y que no das pie con bola. Pero luego un buen día te enfrascas y terminas ese trabajito de la escuelita que no sabías que existía hasta hace 5 minutos. Miras como le brillan los ojos a tu bebé por un simple cartón con tape, y al mirarte en el espejo esa noche piensas “soy la mamá más creativa, y nací para esto”.
- CUANDO EL PLAN A NO FUNCIONA, CONSTRUYE UN PLAN B. En esta vida todo se puede. Hay muchos caminos para lograr los objetivos que nos proponemos. Lamentablemente a veces nos aprendemos muy bien la lección de ser tenaces, pero no la de mantener una mente abierta. Esto es un requisito diario cuando uno es mamá. Con la infertilidad aprendí que cada día es un reto pero no de superar adversidades sino de descubrir cuál es el camino que YO quiero tomar. No el que me dice el doctor aunque hay que escucharlo, ni mi mamá, ni mi mejor amiga, ni la vecina vidajena o la man del gym, YO MANEJO MI DECISIÓN DE SER MADRE Y CÓMO SER MADRE.
Luego de años de golpes contra el muro de mi Plan A con las altas y bajas de mi infertilidad, mi Plan B me permitió conocerme, conectar con mi pareja, y crear un camino propio. Aquí no pretendo vender una solución o respuesta mágica porque no la hay. Solamente busco invitarte a que te atrevas a escribir una nueva historia con dirección, optimismo y humor. Si puedo motivarte a que no esperes tanto para arrancar sin miedo tu Plan B, me sentiré satisfecha.
¡Y mientras se pueda, siempre brindar a la vida!
Mari me encontre esto surfeando por las redes! Me encanta, y aunque lo mio no aplica a la infertilidad, me siento identificada, mi vida parece in mas un plan B que A. Felicidades y que tengas muchos éxitos en tu nuevo proyecto…
Big Hug,